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75 años del Real Zaragoza

SIGI: ESPLENDOR Y OCASO DEL SOL DE PERÚ

José Sigfredo Martínez, Sigi, llegó al Real Zaragoza siendo casi un adolescente. Tenía 18 años. Era de Callao (Perú) y había asombrado a los directivos zaragozanos durante una gira: parecía llevar el balón cosido al pie y poseía una técnica que parecía, más que malabar o habilidad de funambulista, magia pura, destreza absoluta, como si el balón fuese un apéndice de su minúsculo y moreno cuerpo. El propio Di Stefano se quedó perplejo en un choque ante el Real Zaragoza en la primera temporada del jugador, 1962/1963: aquella tarde en la Romareda un Madrid en crisis palideció ante la suerte de regates y pases de un muchacho leve y osado, que no temía a nadie, y que procedía del Cristal. Cogía el balón y sorteaba rival tras rival sin importarle que pudiese llamarse Di Stefano o Puskas: con ese desparpajo e insolencia del jugador que está dispuesto a comerse el mundo, Sigi anunció que en él había un futbolista de maravilla, un artista.        

Su primera campaña fue la más feliz en Zaragoza. César contó con él en 18 partidos y el joven le devolvió la confianza y se ratificó con nada menos que ocho goles. El equipo, que iniciaba su irreprochable lustro de felicidad, alcanzó el quinto puesto, y Sigi se quedó a un sólo tanto de los máximos goleadores Marcelino y Murillo, e igualó la cosecha de Seminario, que se marchó ese mismo año en mitad de campaña. La delantera más habitual del equipo fue: Marcelino, Duca, Murillo, Sigi y Lapetra, aunque también entraban en el conjunto Miguel, Villa y Santos. Sigi incrementó su cuenta goleadora con un tanto más en la Copa del Rey y dos en la Copa de Ferias.
        

La afición se encaprichó con él. Jugaba con absoluta exquisitez: era elegante en el control de balón, escurridizo en el regate, poseía intuición, atrevimiento e inventiva, y su desplazamiento era tan preciso como delicado. Algunos críticos y compañeros que lo vieron jugar en su esplendor lo han comparado en técnica futbolística a Maradona: parecía que con el balón en el pie no había resolución que se le negase. Era menudo, airoso, capaz de lo impredecible, con tendencia a la jugada individual, pero también asistía al compañero y asumía la responsabilidad de dirigir al equipo. Su puesto habitual era el de interior izquierdo, aunque en ocasiones sustituyó a Lapetra y formaba una sociedad de centrocampista ideales con Villa, Duca o el esforzado Santos.
        

La prensa se entusiasmó y empezó a dedicarle epítetos. Miguel Ángel Brunet, desde Zaragoza Deportiva, lo designó "La octava maravilla del mundo", tal fue el impacto que produjo. Otros calificativos dan una idea del eco que tuvo Sigi y del deseo de los aficionados y periodistas en saludar a una nueva figura: "El sol del Perú", "Una estrella caída del cielo" o "El tesoro de los incas". Con melancolía, el jugador recordaría muchos años después uno de esos titulares que uno guarda con cariño y que fue un motivo inmenso de esperanza: "Sigi y poco más".
        

Sigi era el Curro Romero del Zaragoza. Capaz de lo imposible, amigo de la perfección, perseguidor del hechizo y del gol tras un laberinto de belleza: el gol era la consecuencia del bello fútbol. Estuvo cuatro campañas más en el equipo y su aportación fue más bien desigual. La gran campaña 63/64, en la que el equipo obtuvo la Copa de Ferias y del Generalísimo, su aportación se redujo notablemente: participó en seis partidos de Liga, dos de Copa del Rey y uno de la Copa de Ferias. Su calidad seguía indemne, se acrecentaba, pero Ramallets y luego Luis Belló encontraron una alineación inmutable con Canario, Duca o Santos, Marcelino, Villa y Lapetra; Santos eclipsó a Duca y nacieron Los Magníficos. Sigi tuvo pocas opciones, participó en amistosos e inició su travesía del desierto: soportó la suplencia e intentó aprovechar sus oportunidades. Cada vez que salía, el público le miraba con arrobamiento: sabía que en cualquier instante iba a realizar una jugada magistral, iba a derramar un manojo de detalles para el recuerdo.
        

En la campaña siguiente pasó inadvertido en la Liga y en la Copa de Ferias tuvo un momento de gran esplendor: marcó tres goles a La Valetta. Quizá, salvo algún Carranza y aquel choque inolvidable ante el Madrid de Di Stefano, fue su mejor partido. Lució su clase, sus golpes, su determinación, se empeñó en ratificarse: demandó un lugar entre los grandes, pero no fue posible. Siempre estaba ahí, educado, caballeroso y tal vez un tanto tímido, esperando su gran oportunidad. Cierta tendencia a la irregularidad perjudicó su evolución en un colectivo con media docena de internacionales.
        

Parecía que iba a ser en la triunfal campaña del 65/66, donde el Zaragoza ganó la Copa del Generalísimo (Sigi participó en cuatro choques y marcó tres tantos) y perdió la Copa de Ferias ante el Barcelona, en una final a dos partidos, cuando asistiésemos a la confirmación definitiva de Sigi, pero no fue así. Ni tampoco en la siguiente temporada, la de su adiós tras 35 partidos de Liga en cinco años. Algunos le despidieron con nostalgia y una sensación de frustración: el hombre que tenía todas las cualidades, el estilista ejemplar del equipo, la estrella en ciernes, aquel interior de esponjosa clase se marchaba joven al Elche; más tarde ingresaría en el Villarreal y ratificaría, ahora sí y sin sombras, su clase en Francia. 
        

Su zaragocismo fue ejemplar. Y la directiva así lo reconoció: le fichó como técnico del club e incluso hizo sus pinitos de entrenador en el Deportivo Aragón. Lástima que su reconocido talento, su técnica, su golpeo preciso y su hermosa concepción del juego no hayan cristalizado en el Zaragoza donde tanto se ha amado el buen fútbol. Pasó en distintos momentos con Trobbiani, Pepe Mejías, Ramírez o José Jordao. Pero con  José Sigfredo Martínez, Sigi, ocurre que todos los aficionados lo quieren y lo añoran: es carne de leyenda, vívisima memoria del imaginario colectivo del club.
 

1 comentario

Julio Cesar -

Saludos a todos , muy buen articulo ya conosco mas de Sigi Martinez , el que nunca jugo profesionalmente en el Peru, consiguio titulos con el Zaragoza y jugo con otro compatriota y pichichi de la liga espanola Juan Seminario. Alguien sabe en que equipo de Francia jugo Sigi Martinez ? . Muchas gracias por su atencion.